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LA VIDA NOS ENSEÑA QUE NO HAY EMPRESAS IMPOSIBLES Y DERRUMBA CON EL NUEVO DÍA HASTA EL MÁS CARO DE NUESTROS PRECONCEPTOS
 

Primer Nota en el Diario "Pensar de San Jacinto" Por  Lucho Díaz

Paren el bus que me quiero bajar


  Bueno para arrancar mi nueva columna de humor, pensé hablarles de lo que esta de moda, y no es que este hablando de los paparruchos desfiles de moda de Pancho Dotto que cada año nos tenemos que comer en el canal 4 como si de el mundial de fútbol se tratara que lo anuncian 5 meses antes con imágenes de los desfiles pasados y la verdad no cambia mucho que digamos, con ropa que ni siquiera E.T en la máxima de su dipsomanía se atrevería a ponerse. No señores de actualidad les voy a hablar, pensé en algo así como el caso Fonseca – Cavani. Pero yo de chico jugaba de lo que llamaban “centrofobal” hablando mal y pronto, bah… realmente hablando solo mal, no se porque no decían medio campista y ya esta, aunque medio campista suene a gente que vive en el campo, en el llamado asentadero del campo, por no decir otra cosa. Podría hablarles de el famoso video que existe pero no, de eso que solo nuestro presidente vio pero que en realidad no vio solo creyó que lo vio pero en realidad justo había salido hasta el estacionamiento porque le sonaba la alarma del fusca y justo un belinun puso play y se perdió la jugada. La verdad muchas cosas para hablarles en solo 3000 caracteres y ya van casi 750 y no he dicho nada en general… ta? ¿Termino de contar? ¿Cuántos iban?

   Señores hoy voy a hablarles de algo que para muchos de nosotros es el diario vivir, y les digo no es tan bueno como el diario Pensar de San Jacinto. Les voy a hablar de un viaje en ómnibus y las distintas especies de vaivenes que pueden tener en este transporte publico, que tan publico no es porque la plata se la quedan los dueños solamente.

   No vamos a dar marcas de empresas, que si esta el de la paloma roja en fondo amarillo, que el sol en fondo azul, que los edificios en fondo blanco, etc., etc.

   Usted se sube a un ómnibus en estos días y ya nota que no es como antes, antes uno se subía a un ómnibus y trataba de decirle al chofer que tenia un perro galgo pegado en el costado si lo había atropellado o era de su propiedad dicho animalito.

   En estos días es común viajar parado, porque los empresarios dueños de las compañías prefieren gastarse cinco mil dólares mas en el casino en verano que ponerte otro ómnibus en la hora pico en la que mas de 125 niños escolares suben al bus entre empujones, escupitajos y chumbitos de papel y baba que siempre van a parar al pelo de la señora que se hizo el brushing en la mañana para visitar a la hermana que desde hace 15 años esta completamente ciega y vive sola en la mitad del campo.

   Siempre nos toca viajar parados, y la señora, esa, si esa señora que usted al subir vio que pesaba mas o menos 150 kilos y estaba sentada en la primera fila de asientos como para que Gardel cuando suba le venda el maní a ella y no la deje con las ganas de probar la “garrapiñada, maní acaramelado tengo” esa señora que usted cuando ya van 50 kilómetros que viene parado desde las 5 de la mañana y pudo acomodar sus posaderas en el respaldo del asiento de un señor que viene durmiendo como un bebe, a esa señora se le antoja bajarse, pero, claro… no se va a bajar por la puerta que tiene al frente, se va a bajar por la del fondo y usted ve que se para y ya comienza a temblar como los japoneses que no querían practicar el surf obligatorio que tuvieron que practicar. Usted ve que se le viene y no solo su volumen (el de la señora digo no el suyo que con su peso no me voy a meter) sino que trae tres bolsos que son casi tan grandes como las ruedas de un tractor y comienza a venir hacia usted. Son las 6 de la mañana y usted huye hacia el fondo del bus como Indiana Jones en la primer película que se le venia la roca gigante y redonda arriba. Pero llega un momento que no puede ir mas atrás porque otros 10 pasajeros están como usted viajando parados y ahí se da cuenta de su error… se amontono junto a varias personas mas y la señora comienza dándole un bolsazo en sus partes queridas que lo doblan, pero cuando va a decir algo, el pie de esta se sube a sus deditos que con el frió de la mañana aun están entumecidos, ni hablar de la apretada de estomago que le da con los pechos que tiene la señora que le dieron de amamantar a 13 hijos y a dos vecinos que la madre se había agarrado un resfrío y no podía darle de amamantar a sus pequeños. Ahí que usted piensa que lo peor paso, le da el segundo bolsazo que lo deja en la posición de saludo chino y usted como puede con sus fuerzas trata de llegar al asiento que dejo libre la luchadora de sumo que acaba de bajar por atrás, solo para darse cuenta que la próxima parada es la suya.

   Señores hay que eliminar esta clase de padecimientos de alguna forma, si ya se la señora se levanto mas temprano que usted y consiguió asiento y usted se durmió y no llego a tiempo, bueno a llorar al cuartito mi viejo eso le pasa por quedarse mirando “Bailando por un sueño” o algún programa de esos que nadie quiere mirar pero que de seguro están mejor que los desfiles pedorros de Pancho Dotto.


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